IMSA | Industria del Mueble SAC
Según el Ministerio del Ambiente del Perú, el Perú tiene un enorme potencial para desarrollar el denominado mercado del carbono al poseer 66 millones de hectáreas de bosques en su territorio, así como el compromiso de conservar 54 millones de hectáreas a través del Programa Nacional de Conservación de Bosques que se aplica en todo el país. En ese marco, el mercado de carbono constituye una oportunidad de negocios basada en la reducción de la emisión de gases de efecto invernadero y en el desarrollo de proyectos basados en la energía renovable. Dichos proyectos perciben grandes beneficios no previstos por la venta de reducciones de gases de efecto invernadero, mejorando su rentabilidad y permitiendo acceder a fondos ambientales o de responsabilidad social ambiental, fortaleciendo la competitividad de las empresas y la sostenibilidad ambiental. El Perú ha pasado de ser el octavo al sexto país ofertante de Reducciones Certificadas de Emisiones (CER’s).
Para alcanzar el objetivo, se crearon mecanismos de mercado para aminorar el costo de implementación de las medidas. Uno de ellos es el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MOL), el cual permite que los países con metas de reducción de emisiones de Gel (Gas de Efecto Invernadero), puedan adquirirlas de proyectos ejecutados en países en desarrollo. El Perú también ha ratificado el Protocolo de Kyoto, por lo que se puede beneficiar de este mecanismo.
Las reducciones de emisiones de GEl provenientes de los proyectos se miden en toneladas de C02 equivalente, y se traducen en certificados de emisiones reducidas (CER´s), que pueden ser vendidos en el mercado de carbono a países industrializados, a fin de contribuir a que cumplan con parte de sus compromisos de reducción y mitigación de emisiones de GEl, y al mismo tiempo contribuyan al desarrollo sostenible en los países en vías de desarrollo.
En palabras simples, quiere decir que la reducción de emisiones de gases se cuantifica con los llamados bonos de carbono, que son muy bien pagados en un mercado que tiene como compradores a los países más desarrollados que están obligados a contar con determinada cantidad de bonos generados dentro o fuera de sus fronteras.
El sistema ofrece incentivos económicos para que las empresas privadas contribuyan a la mejora de la calidad ambiental y se consiga regular la emisión generada por sus procesos productivos, considerando el derecho a emitir C02 como un bien canjeable y con un precio establecido en el mercado.
La transacción de los bonos de carbono – un bono de carbono representa el derecho a emitir una tonelada de dióxido de carbono- permite mitigar la generación de gases invernadero, beneficiando a las empresas que no emiten o disminuyen la emisión y haciendo pagar a las que emiten más de lo permitido. Los proyectos que reducen estas emisiones en países en desarrollo como es el caso del Perú, pueden comercializarse a países industrializados y compradores voluntarios en forma de bonos de carbono, en el marco del Mercado de Reducciones de Carbono, obteniendo un ingreso adicional por su venta, aumentando la rentabilidad de los proyectos, concretando inversiones y cierre financiero, así también promocionando la imagen de las empresas.
El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) realizó, por primera vez, un inventario de plantaciones forestales en los departamentos de Cajamarca y Cusco, con el objetivo de conocer el potencial maderable, la capacidad productiva y el manejo de las plantaciones en las regiones mencionadas.
El inventario se realizó en las plantaciones de los predios privados y comunidades campesinas registradas en las Administraciones Técnicas Forestales y de Fauna Silvestre (ATFFS) del Cusco y Cajamarca. Las especies de mayor abundancia, según el registro, son el eucalipto (Eucalyptus globulus) y el pino (Pinus patula).
Cajamarca fue la primera región donde se recogió información general y biofísica de 213 unidades muestrales de plantaciones forestales en los distritos de San Pablo, Cajamarca, Chetilla, Magdalena, San Juan y Namora.
En estas zonas se registró seis tipos de especies de pino, Eucalyptus globulus y Cupressus macrocarpa con un volumen comercial maderable promedio de 301.347 metros cúbicos por hectárea (m3/ha). La especie más abundante registrada es el Pinus patula.
Asimismo, el inventario evidenció la falta de manejo de las plantaciones forestales. Las comunidades o comuneros desconocen términos aplicados a la silvicultura, cosechan sus árboles basados en la demanda de los compradores de madera sin tener en cuenta la poda, raleo, abonamiento, entre otros.
En ese sentido vemos que hay una excelente oportunidad para IMSA, el entrar a trabajar con las comunidades la administración de bosques monocultivo, tanto para la industria del mueble, como para la industria de tableros derivados, como el MDF, MDP y HDF, tanto para aplicar coberturas en melamina, como en crudo.
No descartamos ver esta integración vertical, con inversiones en Chile, país que nos lleva muchos años de ventaja en la industria forestal, gracias a años de trabajo, para el cambio de matriz constructiva, dejando los sistemas tradicionales de construcción, para adoptar maderas y derivados, en la misma. De esa manera Chile fue el país que adoptó el sistema el sistema CEA en sus construcciones, CONSTRUCCIÓN ENERGITÉRMICA ASÍSIMICA.